Bastión en Portugal de CSL Vifor Iberia. Maestra coreógrafa de una escenografía que se estila poco en el mundo de la empresa: la amabilidad, lealtad y cariño. Desde sus playas atlánticas, llega más como agradable brisa que enfurecida tempestad. El viento en calma necesario para haberse convertido en la “mujer de los siete oficios”. Así le dicen sus compañeros. Me pregunto si la estarán explotando. A ver qué nos cuenta.

Por Esteban Bravo, periodista.

E.B. Rosa, eso de los siete oficios, ¿no debería saberlo el comité de empresa?

R.P. (Risas) Yo creo que lo sabe todo el mundo. A mí me encanta. Tiene mucho que ver con toda la experiencia que he acumulado desde 2008, año que entré en la compañía. Hoy soy la segunda persona más veterana en Portugal, después de Joao. Pasado tanto tiempo, adquieres un conocimiento con una visión muy amplia, muy transversal, lo que te permite ayudar y aportar valor en muchos frentes.

E.B. Y hasta 2008, ¿qué fue de su vida?

R.P. Nada más matricularme en la universidad y antes de empezar el primer curso académico decidí irme a vivir a Londres. Quería aprender inglés, trabajar, conocer otra cultura… Locuras de alguien con 18 años. Pero aquello no funcionó. Al final, ni trabajar, ni aprender inglés, ni conocer otra cultura.

E.B. Mujer, pero con 18 años, al menos algún pecadito aunque fuera muy, muy venial, que le dejara un buen recuerdo, sí que cometería usted.

R.P. No se crea. La experiencia no me gustó y regresé enseguida. El clima, la comida…Eran muchas cosas las que extrañaba de Portugal.

E.B. Vamos, que sufrió usted ese síndrome agudo que se sitúa entre la tristeza y la nostalgia y que en Portugal se diagnostica como Saudade.

R.P. Algo así. Necesito el sol, la playa, nuestra maravillosa comida acompañada de un buen vino. Creo que en este sentido los portugueses y los españoles somos muy parecidos.

E.B. Entre usted y yo, y para que no se sienta mal, los españoles, anhelar, lo que se dice anhelar por irnos a vivir a Inglaterra, tampoco.

R.P. Más bien lo contrario, ¿verdad? Son ellos los que están deseando venirse a vivir a Portugal o España. (Risas). La realidad es que me siento muy portuguesa pero cada vez que tengo que ir a España a la oficina lo disfruto como si estuviera en mi propia casa. Y también mis compañeros me hacen sentir en casa.

E.B. Y ya de regreso a Portugal, ¿qué pasó con usted?

R.P. Siempre me ha gustado la venta. Creo que soy buena en esa tarea. Empecé a trabajar en diferentes sitios, siempre de cara al público. Parafarmacia, cosmética, perfumería, ropa. Me gustaba aquel mundo del pequeño comercio, del trato personal. El problema es que se trabajaba los fines de semana y los horarios se hicieron muy difíciles de compaginar cuando nacieron mis hijas. Ese fue el momento en el que comencé a buscar un trabajo que me permitiera planificar mejor mi vida y, sobre todo, pasar más tiempo con las pequeñas.

E.B. Momento en el que llegamos a 2008 y su aterrizaje en CSL Vifor.

R.P. Entré directamente en el área de recepción. Desde allí mi responsabilidad se basaba en la realización de diferentes tareas administrativas, desde la gestión del correo o coordinación de proveedores, hasta el control de entrada y salida de trasporte con producto. Piense que, en Portugal, hasta 2013, tuvimos planta de producción. En aquel momento la compañía estaba claramente dividida en dos áreas: la comercial y la industrial. Sobre estos dos pilares también coordinaba reuniones, visitas y, sobre todo, trabajaba en la gestión técnica del comedor. Mi posición era muy transversal y me permitía tener una visión muy global de toda la organización. Lo cierto es que aprendí mucho y disfruté enormemente de aquella época.

E.B. Habla usted en pasado. ¿Dejó de disfrutar?

R.P. ¡Para nada! Con la reestructuración de 2021 nos convertimos en una compañía puramente comercial, con lo que mi anterior posición despareció. La directora general de aquel momento me ofreció la oportunidad de ocupar el cargo de asistente comercial, que es el que mantengo en la actualidad. Para mí esto fue muy importante porque ya llevaba tiempo queriendo evolucionar y avanzar en mi desarrollo profesional, algo que ese nuevo desempeño me permitió claramente. Ha sido un cambio vertiginoso y desafiante, muy retador, que me ha brindado sin duda los mejores años profesionales de mi vida.

E.B. Las reestructuraciones siempre son como las escopetas, que las carga el diablo… A usted entonces le ha ido bien, por lo que cuenta.

R.P. Estos últimos cuatro años me han permitido crecer, aumentar mi conocimiento sobre aspectos básicos en CSL Vifor y, en definitiva, sentir que soy una profesional que puedo aportar más valor a la compañía desde diferentes frentes. Tuve buenos colegas en este recorrido, que me enseñaron mucho.

E.B. ¡Hasta siete!

R.P. (Risas) A ver. Mi principal tarea es dar soporte a todo el equipo de ventas, pero también colaboro en finanzas, marketing y gestión de flota, o me responsabilizo de toda la gestión de la oficina como “office manager”. Sin olvidar la parte de atención al cliente (mi objetivo principal), ante la que gestiono pedidos, reclamaciones, devoluciones…

E.B. Oiga, ¿pero usted no protesta?

R.P. Es que me apasiona todo lo que hago. Me gusta mi trabajo diario. Y eso que no me ha dejado usted acabar.

E.B. Siga, siga.

R.P. Junto a Juan Carlos, en España, y Tania, en Portugal, también doy soporte en el área de calidad y gestiono la validación del producto/entrega con el operador logístico.

E.B. Pues ya casi me salen los siete, ¿no?

R.P.  Falta el que a mi más me satisface, el de “recurso para todo”. Eso no quiere decir que sepa hacer perfectamente todo lo que se me pida o se necesite (también cometo errores, pero solo se equivoca quien hace algo), simplemente es que después de tantos años no hay nada que me resulte del todo ajeno, lo que siempre me permite de una u otra forma poder ayudar a alguien.

E.B. Trabajadora, solidaria, generosa… Rosa, ¿es usted real?

R.P. Mire, yo siempre digo que mi peor enemigo es el tiempo. Me gustaría que los días fueran más largos. Hay veces que esa falta de tiempo genera un cierto estrés, pero me gusta sacar la parte positiva a la tensión y el estrés. Lo afronto como un reto.

E.B. Trabajo como aprendizaje, estrés como reto, tensión positiva… ¿Mucho libro de autoayuda?

R.P. ¡Para nada!

E.B. No me lo tenga en cuenta, por favor.

R.P. Claro que a veces estoy cansada y que la dureza de algunos días puede hacer mella, pero lo que realmente me ayuda no es ningún libro. Lo que me ayuda es tener el reconocimiento de un equipo de personas, y la certeza de que todas y cada una de ellas respetan y valoran mi trabajo. Me siento querida por todas las personas que conformamos CSL Vifor tanto en Portugal como en España, y eso es algo que en los malos momentos me reconforta enormemente y me da fuerzas para volver a empezar. Y si aun así tengo dudas, siempre me queda una última razón para apretar los dientes, como es el propósito número uno de la existencia de nuestra empresa: mejorar la salud de las personas. Pensar en mejorar la vida de los pacientes es algo que también tengo en mente de forma permanente.

E.B. Nuestro Teams aún no tiene la versión que enmascara los sentimientos. Al otro lado de la pantalla veo y escucho a alguien que habla mucho desde lo más profundo de su corazón.

R.P. Sí. Discúlpeme. Soy muy emocional. Pienso y hablo mucho con el corazón. Al final pasamos más tiempo en el entorno de trabajo, con nuestros compañeros, que con nuestra propia familia. Y aunque esto ha cambiado en gran medida con los modelos de teletrabajo post-COVID, sigo convencida de que el ambiente y la relación entre las personas que compartimos un proyecto en común ha de ser lo mejor posible. “El saber no ocupa lugar, pero la presencia física sí”. Para mí, sentir el cariño del equipo de ventas y de personas como Amelia, Juan Carlos o Miguel Reina, con quienes paso una parte muy importante de mi vida, es fundamental.

E.B. Cariño y confianza, supongo.

R.P. Y también lealtad. Para mí la lealtad es la base de todo. Me considero una persona leal a mis amigos, mi familia y mis compañeros de trabajo.

E.B. Desde la lealtad y su experiencia de tantos años en la compañía, ¿qué cree que se debería mejorar?

R.P. Creo que desde el liderazgo de Antonio Charrua y su impulso para el trabajo conjunto entre Portugal y España, la integración ha sido muy positiva y favorable para todos. Hemos sido capaces de compartir experiencias, aprovechar sinergias y, realmente, trabajar como un solo equipo. Hay todavía un largo camino por recorrer y algunos aspectos que desde la incertidumbre actual de algunas políticas globales que trascienden a lo que es CSL Vifor Iberia, se irán resolviendo con el paso del tiempo.

E.B. No me lo tome a mal, pero me da que está siendo usted más políticamente correcta, que leal. Dígame al menos algo en lo que usted podría mejorar dentro de la compañía. Aproveche.

R.P. Mire, a nivel personal creo que mi trabajo está bien valorado. No creo que se trate de buscar un ascenso o un cambio de puesto, pero sí una mejora de mis condiciones. Lo que sí pienso es que dentro de mi rol actual y en función de las responsabilidades que asumo al ser una figura trasversal a todas las áreas, podría haber una forma más concreta y tangible de darle un mayor reconocimiento a mi desempeño actual.

E.B. ¿Le harán caso? Usted es una persona con experiencia en vender perfumes. ¿Qué le dice su olfato?

R.P. (Risas) No sé, no sé…

E.B. Lo que seguro que sabe es cuál es su perfume favorito.

R.P. Para mujer tengo tres, YSL, Givenchy y Davidoff. Para hombre, Terré, de Hermes. Me apasionan las fragancias. De casa puedo salir sin ponerme una crema, pero no sin mi perfume.

E.B. ¿A qué le huele el CSL Vifor Iberia actual?

R.P. A algo fresco, cítrico, afrutado… Lejos de la madera, el tabaco… Algo que evoque evolución y trasformación.

E.B. Rosa, cuando no está usted trabajando, ¿cuál es su plan favorito?

R.P. Heredé de mi padre la afición por la lectura, aunque ahora no leo como antes. Me gusta también el cine. Pero definitivamente mi plan favorito es pasear por la playa, tomar un café, fumar un cigarro y hablar de todo y de nada con alguien a quien quiera. Mi perra, Mel, me acompaña muchas veces en estos paseos y para mí es casi como un miembro de la familia.

E.B. Le gusta el cine, ¿qué película es la que más le ha marcado?

R.P. Cualquiera de la serie de El Padrino

E.B. Fíjese, no hubiera pensado que fuera usted tan sensible al mundo de la mafia, la camorra, el hampa. Hubiera apostado más por algo en la línea de Cantando bajo la lluvia.

R.P. A lo que soy sensible de El Padrino no es a la crueldad de la Mafia en sí, sino al concepto de lealtad, de familia. Incluso en la Mafia se pueden encontrar valores. Me gustan las celebraciones en torno a la mesa, a la comida, a un buen vino. La reunión familiar por encima de todos. La integración de las generaciones. Eso es lo que me gusta de El Padrino. Para mí, la familia es todo.

E.B. Hablando de buena mesa, ¿paella o bacalhau a brás?

R.P. Bacalhau a brás.

E.B. ¿Pastel de Belém o Crema Catalana?

R.P. Pastel de Belém

E.B. ¿Rioja, Rivera, Alenteijo o Douro?

R.P. Douro.

E.B. Lo tiene usted claro.

R.P. Me encanta España, pero soy muy portuguesa.

Portuguesa sí, pero aires mediterráneos también la abrazan. Pura emoción de ida y vuelta entre las playas atlánticas de su Sintra natal y su mirar de reojo hacia el oriente. Mafiosa con alma, decente. De besar, tocar y sentir. Lo confiesa. Así es de transparente. El cariño que recibe se lo come y se lo bebe porque su paladar lo saborea con la pausa de quien sabe comer bien y beber mejor. El cariño que da lo cocina a fuego lento, como la mujer napolitana a los ojos de Coppola, que no busca camorra, sólo hacer felices a los suyos. Para mí este rato con ella ha sido un buen bocado de felicidad. Rosa Polónio, patrimonio de Portugal; patrimonio de CSL Vifor.