Abandonamos la tierra y nos adentramos en el otro lado de la galaxia. Sí, en el de esas fuerzas oscuras de los excels, crm, sap… En el ignoto y aterrador territorio de los procesos. Me cargo de valor para soportar la expedición a ese gran agujero negro, hasta que quien me guía por sus recovecos empieza a mostrarme un paisaje mucho más amable, agradable incluso, diría yo. Carmen Gavilán o cómo enamorarse de una hoja de cálculo.
Por Esteban Bravo, periodista.
E.B. Carmen, no puedo con los Excels. Es usted mi heroína.
C.G. Hombre, yo creo que es como todo. Una cuestión de constancia y práctica. Casi toda mi vida profesional la he desempeñado alrededor de los sistemas y procesos. Tras un breve período en una pequeña empresa que se dedicaba al tratamiento de pieles, empecé a trabajar en lo que era Dow Corning Iberia, un fabricante de adhesivos y selladores de silicona, que fue adquirida más tarde por Dow Chemical. Aquellos fueron los primeros momentos de mi historia de amor con los procesos.
E.B. Historia de amor y procesos, la verdad, suena a cachondeo.
C.G. Jajaja, no se crea. Las siliconas tenían múltiples usos en diferentes industrias. Construcción, automoción, detergentes, implantes mamarios, gorros de piscina…La compañía tenía varias filiales que operaban en diferentes mercados. Ahí comencé a trabajar con mi primer SAP (Sistemas, Aplicaciones y Productos en Procesamiento de Datos) y, la verdad, es que me fue de mucha ayuda. En Dow Corning aprendí muchas cosas que han servido en gran medida para el desarrollo de mi carrera profesional: conocer el mundo de la multinacional, la atención al cliente o el servicio al cliente interno. Así que un poquito de historia de amor sí hay.
E.B. Dejémonos de romanticismos y cuénteme su aterrizaje en CSL Vifor
C.G. Pues ese aterrizaje tiene mucho que ver con las casualidades de la vida. La anterior compañía echó el cierre y por cuestiones personales estuve alrededor de un año en una situación de stand by en lo que a búsqueda de trabajo se refiere. Cuando me puse en marcha de nuevo encontré un puesto en una empresa con una actividad muy parecida a la que tenía en Dow, a la vez que la rutina en la hora de la recogida de nuestros hijos en el colegio y la coincidencia durante mucho tiempo en esa tarea con Marta Hormichea, iba consolidando una buena relación entre nosotras. Ella me hablaba de su trabajo y yo del mío. Durante la transición de Vifor-Uriach a Vifor Pharma, Marta me comenta la oportunidad que puede haber para incorporarme, me animo, hago la entrevista pertinente, y aquí me tiene desde entonces, desde 2012.
E.B. ¿Se atreve a resumirme tantos años en la casa?
C.G. El primer mes, me dediqué ocho horas al día a llamar por teléfono comunicando el cambio a Vifor Pharma, en algún momento pensé “pero qué has hecho”, con lo bien que estaba con mi SAP.
E.B. Pero ahora que la voy conociendo, seguro que algo de romanticismo encontró en la tarea. Es usted facilona.
C.G. Pues seguramente sí, jajaja. En seguida empiezo a trabajar dentro del departamento financiero, en el departamento de CRM con Marta y con el equipo de Ventas con Veni. Entre mis responsabilidades estaba el confeccionar las ofertas, cargar descuentos en el ERP, mantenimiento de maestros, concursos públicos, análisis de precios… En general esto ha sido lo que he venido haciendo todos estos años.
E.B. Puro desenfreno.
C.G. No sé si desenfreno, pero en este tiempo he pasado por momentos retadores. La compañía se ha visto sometida a cambios y reestructuraciones, lo que ha afectado también a mi día a día. El año pasado empecé a trabajar con Juan Carlos Gibert en logística y planificación, y puedo confirmar lo que ya sabía: es una persona muy divertida y un pozo de sabiduría. Debo admitir que me encantan todos los líos que a veces se forman con los transportes, caja va, caja viene.
E.B. Carmen, en este punto estoy hecho un lío. ¿Qué pone en su tarjeta?
C.G. Se lo hago fácil: soporte, administración y logística.
E.B. Si Vifor fuera Marvel sería usted la Wonder Woman de la compañía.
C.G. Tanto como la Wonder Woman, no creo. Pero sí me considero un poco mujer multitarea. Le voy a contar algo pero que no salga de aquí.
E.B. Se lo juro.
C.G. También he sido durante mucho tiempo la persona de referencia en temas de IT, informática. Jajaja, y mis conocimientos en esta área pocos.
E.B. Me empieza usted a asustar.
C. G. Nada, nada. Pura vocación. Vamos, vocación de echar una mano a la gente. Configurar ordenadores, móviles, incluso tener el siempre hostil mundo del rack en son de paz, que no ha sido fácil. Mi frase preferida “apaga y enciende” y desde hace un tiempo a esta parte “entra un ticket”. Ufff cuando alguien me llama con alguna incidencia y le tengo que decir por favor abre un ticket, hasta me siento mal.
E.B. Y todo esto, así, como si nada
C.G. Pues más o menos sí. Reconozco que he grabado más de un proceso para luego poderlo reproducir. Vas aprendiendo poco a poco. Algún tutorial por aquí, un vídeo por allá, enredar con alguna conexión, un cable…
E.B. Como artificiera de las fuerzas de seguridad, no hubiera tenido usted precio.
C.G. Jajaja, no es para tanto, hombre. Siempre que lo necesito tengo el apoyo de mis compañeros de Global, o el equipo de IT que son muy competentes y lo arreglan todo. Aunque la comunicación no siempre es del todo fluida y las soluciones a veces tampoco fáciles ni rápidas.
E.B. Y más allá de hacer feliz a la gente configurando y reiniciando equipos cuando se escacharran, ¿cuál es la aportación esencial de Mari Carmen Gavilán a CSL Vifor?
C.G. Estoy muy orgullosa por el hecho que desde los procesos y sistemas de gestión en los que estoy involucrada en mi trabajo diario, aporto mi granito de arena a las personas que están en el negocio a tomar las decisiones más adecuadas y a identificar aspectos a mejorar o reforzar. Creo que hacemos un buen trabajo en equipo. Mi conocimiento de los clientes, los productos, los pedidos, la capacidad para identificar errores y cómo intervenir sobre ellos, creo que son valores que desde mi posición aportan mucho valor a la compañía.
E.B. Pues me imagino que vale un Potosí, y como tal la tienen que valorar.
C.G. La verdad es que me siento querida y valorada. Soy una persona de buen carácter a la que le gustan que las cosas fluyan, que no haya conflictos, intento crear siempre buen ambiente, aunque, ojo!!, también tengo el mío, eh?
E.B. Y desde ese buen carácter y sin ánimo de que se meta usted en líos, ¿qué le diría a Antonio Charrua si hubiera que mejorar algo en el actual CSL Vifor?
C.G. No trabajo directamente con Antonio Charrua, pero me parece una persona de muy buen talante, que sabe escuchar y se preocupa por lo que piensa la gente. Mi conexión directa con el alto mando la tengo con Xavier García Hill, con quien llevo trabajando prácticamente desde el primer día que entré aquí. Xavi tiene una cabeza privilegiada, analiza todo rápidamente y personalmente me ha aportado mucho durante estos años con sus consejos y liderazgo.
E.B. Así me gusta. Inmisericorde con el jefe.
C.G. Es que es así. Lo que no quita que en CSL Vifor se puedan mejorar cosas, aunque también es cierto que creo que es una cuestión más global que de la filial en Iberia. Creo que el reto fundamental que ha de afrontar la compañía después de estos años de cambios es despejar las incógnitas y paliar, en la medida de lo posible, la incertidumbre que de alguna forma se respira, aunque creo que no es sencillo para nadie. En estos doce años que han pasado desde que comencé a trabajar aquí, la transformación es un hecho. Creo que ahora es el momento de tener claro qué queremos ser y cómo tenemos que hacerlo. En ese punto, tenemos que estar todos comprometidos.
E.B. Y en estos más de doce de años de trayectoria, ¿de qué se siente más orgullosa?
C.G. Me siento orgullosa de mi aportación a la hora de alcanzar los objetivos de la compañía y facilitar el trabajo de mis compañeros. Por ponerle un ejemplo concreto, recuerdo que incluso me otorgaron un reconocimiento por la gestión de un macro fichero
E.B. Ya tardábamos en volver a sus hojas de cálculo. Es usted incorregible.
C.G. Es que fue todo un “currazo”. Un Excel con tropecientas mil columnas y datos. Veni seguramente podría hablar horas y horas de este fichero. Se recopilaron cientos de datos analizando una a una todas las cuentas. Qué indicaciones tenían abiertas para Ferinject y qué indicaciones estaban retringidas; objetivos….. ufff fue tremendo, solo te digo que el nombre del fichero era MATRIX.
E.B. Matrix, el mito de la caverna, y lo irreal y falso como única verdad. ¿Vive usted para sus datos o sus datos para usted?
C.G. Uy, se me pone usted ahora filosófico. Mire vamos a dejarlo en que, como en cualquier relación, hay que saber dar y recibir. A los datos les dedico mucho tiempo, pero ellos me dan mucha información.
E.B. “¿Cómo en cualquier otra relación?”
C.G. A ver. Es que mi otra gran relación es la que tengo con mi marido. Llevamos juntos toda la vida. Desde que tengo 16 años.
E.B. Confirmado. Usted no es real.
C.G. Es verdad que a veces le digo que tendríamos que echar una canita al aire, pero la propuesta nunca prospera. Fuera bromas, la verdad es que llevamos toda una vida juntos y felices en compañía de dos hijos, Carlos con 24 años y la pequeña, Laura, con 18. Esto de la pareja y la familia, al final, es como una gran carrera de fondo.
E.B. Ahora me dirá que también corre maratones.
C.G. De deporte ahora mismo lo que más práctico es el pádel, aunque no acabo de estar del todo satisfecha. Con mi compañera habitual no es que ganemos muchos partidos. Igual es que es un poco malilla. Entre usted y yo y sin que tampoco salga de aquí, es Esther De la Cerda . Voy a plantearme mandarle algunos partidos al banquillo, a ver si mejora.
E.B. No lo haga. Estudien mejor a sus rivales.
C.G. Tomo nota. Recopilaré sus perfiles
De perfil o de frente se confiesa bajita, aunque iba para profesional del basket. Su más o menos metro y medio -dice ella- no le hubiera impedido triunfar en el deporte de la estadística por antonomasia. Tendría perfectamente ordenados en un fichero los tiros de tres, de dos, los rebotes y las pérdidas de balón. Cordobesa y catalana de bien. De buen rollo y de mucha, mucha altura medida en generosidad. Viajera impenitente con amigos y familia, puede ser feliz en México pero también se la goza en Astorga. Carmen Gavilán, el corazón tras una hoja de excel.