Un hombre programado para una vida de orden. Emprendió el camino por una plácida autopista, hasta que de manera casual intuyó que los baches, el vaivén en el rodar y el alto riesgo de desprendimientos podían ser un puntazo. Dejó hace ya mucho el aburguesamiento de las cosas administrativas y contables, se ajustó el chaleco antibalas y salió a la calle a jugársela. A vender. Como aquellos de Vietnam, hoy es uno de los veteranos en CSL Vifor Iberia; el que más batallas ha librado en Portugal. Este 2025 serán 18 años vendiendo. 18 años de éxito.
Por Esteban Bravo, periodista.
E.B. João, hombre, véndase un poco.
J.V. Nací en Lisboa hace 46 años, tengo pareja y una hija de seis años. Soy representante de ventas desde abril de 2005. Me considero una persona organizada, me adapto bien a cualquier situación y me gusta mucho trabajar en equipo. He trabajado…
E.B. …Un momento, un momento… ¿Me ha visto usted cara de director de RRHH? Yo sólo quiero conocerle para saber si me le puedo llevar de fiesta.
J.V. Ahh, (risas). Me encanta la fiesta, pero si me lleva, la única condición que le pongo es que me lleve a Sevilla. En general me puede llevar de fiesta a cualquier sitio de España porque es un país que me encanta, pero Sevilla tiene algo especial.
E.B. Por la canción de Jorge Cadaval, conocido en España como uno de Los Morancos, sabemos que para él eso tan especial era el color, ¿y para João Vaz?
J.V. Uff. Muchas cosas. La alegría que se respira por cada rincón de la ciudad, su gente, las noches de calor llevadero, las terrazas, la comida, el tinto de verano… Mire, para muchos de mis amigos ha sido la ciudad elegida para celebrar allí sus despedidas de soltero. Al menos he vivido allí cinco o seis juergas de estas.
E.B. ¿Y la suya? ¿No la celebró allí?
J.V. La verdad, le diré algo: no estoy casado.
E.B. Tierra trágame.
J.V. Llevo con mi pareja, Rita, casi 20 años y fruto de ello tenemos a Francisca, nuestra hija de seis años que nos hace enormemente felices.
E.B. Al compás de algún tango, llevan tiempo diciéndonos que 20 años no es nada, y a usted le quedan pocos para cumplirlos en CSL Vifor. ¿De verdad 20 años no es nada?
J.V. Lo que está claro es que es una parte muy importante de mi vida profesional.
E.B. ¿Cómo empezó todo?
J.V. En la industria farmacéutica comencé a trabajar en 2001, en Organon. Mi experiencia anterior en otros sectores se limitaba a áreas administrativas y contables, y en ese entorno comencé a desempeñar mis tareas en esta compañía. Todo bastante predecible, sistemático, rutinario…
E.B. Vamos, que lo que vivió en Organon estaba lejos de lo que vivió en Sevilla…
J.V. Podríamos decir que sí (risas) Pero todo cambió cuando de una forma casual tuve que asistir a una reunión de los departamentos de ventas y marketing. En aquel momento se me encendió una luz. De lo que fui testigo en aquella reunión me hizo reflexionar sobre mi futuro y desarrollo profesional en este sector. Quería dedicarme a eso. A las ventas.
E.B. De lo administrativo y contable, a las ventas. Si de la noche a la mañana Amália Rodrigues se hubiera puesto a cantar Heavy Metal, el cambio no habría sido tan brusco.
J.V. Pero era lo que quería. Era hacia donde quería orientar mi carrera. En Organon no pude hacerlo por cambios en la estructura de la compañía, pero tuve la oportunidad de hacerlo en OM Pharma, una compañía portuguesa que tiempo después fue adquirida por Galénica/Vifor Pharma y que hoy es lo que todos conocemos como CSL Vifor. En todos estos años he podido vivir la trasformación de aquella compañía hasta el resultado del proyecto en el que estamos inmersos actualmente. He tenido la suerte de poder aprender y adaptarme a la cultura de tres momentos diferentes y claves en este proceso evolutivo.
E.B. En aquella reunión tan inspiracional para usted se concitaron ventas y marketing. ¿Qué le hizo inclinarse por las ventas?
J.V. Realmente el marketing también me resulta apasionante. De hecho, poco tiempo después inicié un curso de gestión de marketing. Creo que ambas áreas deben ir muy de la mano y trabajar en perfecta sintonía. En mi opinión, a una persona que trabaje en ventas y haya tenido experiencia en proyectos de marketing, va a resultarle mucho más sencillo conseguir sus objetivos, y viceversa. Eso no quiere decir que los objetivos no se puedan conseguir sin haber tenido las dos experiencias, pero creo que ayuda mucho tener ambas visiones.
E.B. Le pongo en un apuro. Deme un nombre de alguien que haya trabajado con usted y al que admire por su trabajo desde la perspectiva de estas dos visiones
J.V. Le pongo un ejemplo con un nombre que conoce todo el mundo. Creo que a Guardiola le ha facilitado ser un excelente entrenador, el haber sido anteriormente un excelente jugador de fútbol.
E.B. Le acepto la triquiñuela, pero dígame entonces qué hacemos con su paisano Mouriño, quien no jugó ni de niño con sus amigos en la playa de Caparica.
J.V. Por eso le digo. Una experiencia anterior siempre ayuda, lo que no quiere decir que no se pueda triunfar sin haber pasado por ella.
E.B. Ya veo que no se quiere mojar, así que volvamos a la zona de seguridad, siempre ajena al terreno minado del fútbol. ¿Cómo ha vivido estos casi 18 años en lo que hoy es CSL Vifor?
J.V. En un constante crecimiento. El mío ha sido en paralelo al de aquella compañía en la que comencé, OM Pharma, que se ha convertido en lo que actualmente es CSL Vifor. Mi crecimiento personal se ha basado en una vocación innata, como es el aprender. He aprendido de compañeros, directores, de muchas de las personas con las que he tenido y tengo la oportunidad de trabajar a diario. Esa vocación por aprender también me ha llevado a mejorar mi formación durante todos estos años, pensando en que me ayudaría a crecer profesionalmente. Tener la oportunidad de vivir los cambios y de adaptarme a las diferentes culturas por las que he pasado en este tiempo, te enriquece de forma muy importante. Cada uno de esos momentos, de esos cambios, siempre los he interiorizado como algo muy positivo para mí.
E.B. Me lo pinta usted color de rosa.
J.V. También he vivido momentos duros. Momentos difíciles en lo profesional y en lo personal. Situaciones desafiantes que muchas veces se han resuelto de forma favorable, pero no siempre. De esos momentos más amargos también se aprende, te hacen crecer.
E.B. Volvamos entonces al dulzor de la miel, y despreciemos el amargor de la hiel. Cuénteme algún momento de estos años en la compañía del que se sienta verdaderamente orgulloso.
J.V. Destacaría dos. El más reciente es la oportunidad que tengo de representar a todos mis compañeros de ventas en un grupo de trabajo constituido hace año y medio, y en el que también participan otros colegas, portavoces de las áreas de marketing, market acces, medical… Tener la oportunidad de dar voz a mis compañeros y de trasladarles el resultado de todo el proceso de transferencia de conocimiento que constituyen estas reuniones, me genera una enorme satisfacción. Creo que es un excelente ejercicio de inteligencia colaborativa. El otro se remonta a 2019 cuando la compañía me otorgó el galardón de VALOR DE EMPRENDEDOR. Este reconocimiento tiene su origen en la creación, desarrollo e implementación del proyecto “Iron Deficiency Diagnostic Boost Lab”, el cual surgió a partir de la identificación de una necesidad en el Servicio de Inmuno-hemoterapia y Ortopedia del Hospital Curry Cabral, de Lisboa. El proyecto estaba relacionado con el diagnóstico de la anemia preoperatoria y el déficit de hierro, y su objetivo era acelerar ese proceso de diagnóstico/tratamiento, contribuyendo así a reducir las transfusiones de sangre.
E.B. Y de paso aumentar las ventas de Ferinject.
J.V. Me dedico a vender, no?
E.B. Oiga, ¿y cómo es trabajar con un equipo “Iberia”? Ese mestizaje cultural que se da en el día a día, ¿facilita o dificulta las cosas?
J.V. Éste ha sido el último de los cambios que me ha tocado vivir dentro de la organización. Desde que nos lo comunicaron lo vi como algo positivo. Más allá de que en lo personal el hecho de trabajar con otras personas con culturas diferentes te enriquece profesionalmente, creo que también es bueno para la compañía. Sin duda, para mí, juntos somos más fuertes. También nos hemos constituido en facilitadores de intercambio de conocimiento científico entre nuestros clientes -los médicos- españoles y portugueses, y eso es también muy satisfactorio. Esto lo pudimos constatar en un encuentro que celebramos el pasado marzo en Madrid, y en el que conseguimos reunir a un importante número de profesionales de España y Portugal. El feed back que nos dieron todos fue excelente. Esto mismo pasa entre los propios compañeros en CSL Vifor. Estar en permanente contacto nos permite tener una visión más amplia del negocio y de nuestro propio desarrollo profesional. Definitivamente, la integración ha facilitado las cosas
E.B. João, me las devuelve usted todas.
J.V. Será porque me apasiona el tenis
E.B. Pero desde el sofá de su casa tomando una Super Bock mientras ve por TV una final de Grand Slam, ¿o es de los que se calza las zapatillas y sufre las rozaduras del grip de la raqueta?
J.V. Entreno y juego todos los fines de semana. También participo en campeonatos. Me gusta la competición y lo tengo muy presente de cara a mi preparación física. También tengo muy en cuenta la alimentación. El tenis es una de las pasiones de mi vida.
E.B. Dejamos a João, el tenista, y volvemos a João, el vendedor. ¿Qué le hubiera gustado venderle a Rafa Nadal?
J.V. Uffff. A Nadal creo que tengo muy poco que venderle. Más bien todo lo contrario. En su propia naturaleza como persona y deportista tiene cosas muy valiosas y nos lo ha estado enseñando durante toda su carrera.
E.B. ¿Le enseña cosas el tenis para la vida?
J.V. Por supuesto. El tenis no es un deporte colectivo. Estás solo. Concentrado. Es un constante aprendizaje que lo exportas a tu vida personal y profesional. Superar la frustración, ser competitivo, conocer tus puntos vulnerables, tus fortalezas. Definitivamente me ayuda a ser mejor todos los días
E.B. Juega usted entonces con ventaja, nunca mejor dicho
J.V. Creo que tener una actividad deportiva, cualquiera que sea, te ayuda. A mí el deporte me ofrece una visión de la vida más amplia, respetando por supuesto a todos aquellos que no lo sientan así. Leí un libro sumamente interesante, The Inner Game of Tennis, que destaca como uno de los mayores problemas de muchos tenistas el que cuando saltan a la pista están permanentemente pensando en lo que les ha dicho su entrenador. Eso llega a bloquear la parte del cerebro que manda las órdenes para ejecutar las acciones. De tanto pensar, se bloquean. Tienes que soltar el brazo, pegarle a la bola, disfrutar. Si quieres tener éxito tienes que jugar más y pensar menos, y esto es extrapolable también al trabajo diario.
E.B. No sé cómo se tomarían en las alturas de CSL Vifor eso de jugar más y pensar menos.
J.V. Seguro que bien, y se lo voy a explicar. La cultura de nuestra compañía se centra en mejorar la salud y calidad de vida de los pacientes. Pensamos en ello, pero sobre todo actuamos. Investigamos, hacemos que nuestros tratamientos lleguen al mayor numero de pacientes que los necesitan, y colaboramos permanentemente con todos los profesionales sanitarios para que esto sea posible.
E.B. Pues creo que me ha contado ya todo, ¿no?
J.V. No se crea….
E.B. Cuente, cuente.
J.V. Estuve invitado en la despedida de soltero de un amigo en Las Vegas.
E.B. ¡¡¡Qué me dice¡¡¡¡
J.V. Que me quedo con Sevilla
Olé. João Vaz, juego, set y partido. Si me deja, me voy con él de fiesta.